Lectoaperitivos de poemas a objetos

CORBATA
Era una corbata
que dijo: “¡Qué lata!
Estoy hecha un nudo,
la vida es barata.”
María de la Luz Uribe
Chile
♦
COLLAR
Érase un collar
que dijo: “Adornar
es mi gran misión,
y además brillar.”
“En cualquier edad
nada hay más amado,
deseado, admirado,
que un fino collar.”
María de la Luz Uribe
Chile
♦
BUEN VIAJE
Con la mitad de un periódico
hice un buque de papel,
y en la fuente de mi casa
va navegando muy bien.
Mi hermana con su abanico
sopla que sopla sobre él.
¡Muy buen viaje, muy buen viaje,
buquecito de papel!
Amado Nervo
México
♦
LA TIJERA DE MAMÁ
Cuando me recorta el pelo
la tijera de mamá,
va diciendo en su revuelo:
chiqui-chiqui-chiqui-cha…
Aletea, viene y va
y a mi oído cuchichea:
chiqui-chiqui-chiqui-cha…
Cuando el pelo me recorta
la tijera de mamá,
charla más de lo que corta:
chiqui-chiqui-chiqui-cha…
Germán Berdiales
Argentina
♦
Con más de una lectura, les dejo con…
EL COCHE
¡Triqui!
¡Traque!
¡Juipi!
¡Juape!
¡Arre!
¡Hola!
¡Upa! ¡Vivo! ¡Carambola!
Así del pescante,
feroz, jadeante,
se explica el cochero
de un coche viajero
que alzando humareda
y atroz polvareda
veloz bamboleante,
más brinca que rueda.
Y el látigo zumba;
y todo retumba
con tal alboroto,
cual de un terremoto
que al orbe derrumba,
y toda la gente
se agolpa imprudente
a ver qué noticia
al mundo desquicia,
o qué personaje
va en urgente viaje
de cántaros de oro,
que siguen ligeros
tal vez bandoleros,
galgos carniceros,
en pos del tesoro.
Al fin paró el coche
ya entrada la noche,
y abriólo el gentío
con gran reverencia;
y (¡extraña ocurrencia!)
lo hallaron… ¡vacío!
Tal es, en retrato,
más de un mentecato
de muchos que encuentro.
¡Qué afán! ¡Qué aparato!
Y nada por dentro.
Rafael Pombo
Colombia
♦
EL OJO DE LA AGUJA
Por el ojo de la aguja
veo ciertas maravillas:
del panal vuelan ardillas,
cabe el sol en la burbuja.
Los enanos juguetones
con la Luna en las narices
roban hojas y raíces
para hacerse pantalones.
Sale el mar sobre los barcos,
de las nubes caen peces,
cae el cielo siete veces
hasta el fondo de los charcos.
Pasa el viento en bicicleta,
derribando al búho tieso,
repartiendo –beso a beso–
el azar de la veleta.
Andrés Sabella
Chile
♦
ODA A LAS COSAS
Amo las cosas loca,
locamente.
Me gustan las tenazas,
las tijeras,
adoro
las tazas,
las argollas,
las soperas,
sin hablar, por supuesto,
del sombrero.
Amo
todas las cosas,
no sólo
las supremas,
sino
las
infinita-
mente
chicas,
el dedal,
las espuelas,
los platos,
los floreros.
Ay, alma mía,
hermoso
es el planeta,
lleno
de pipas
por la mano
conducidas
en el humo,
de llaves,
de saleros,
en fin,
todo
lo que se hizo
por la mano del hombre, toda cosa:
las curvas del zapato,
el tejido,
el nuevo nacimiento
del oro
sin la sangre,
los anteojos,
los clavos,
las escobas,
los relojes, las brújulas,
las monedas, la suave
suavidad de las sillas.
Ay cuántas
cosas
puras
ha construido
el hombre:
de lana,
de madera,
de cristal,
de cordeles,
mesas
maravillosas,
navíos, escaleras.
Amo
todas
las cosas,
no porque sean
ardientes
o fragantes,
sino porque
no sé,
porque
este océano es el tuyo,
es el mío:
los botones,
las ruedas,
los pequeños
tesoros
olvidados,
los abanicos en
cuyos plumajes
desvaneció el amor
sus azahares,
las copas, los cuchillos,
las tijeras,
todo tiene
en el mango, en el contorno,
la huella
de unos dedos,
de una remota mano
perdida
en lo más olvidado del olvido.
Yo voy por casas,
calles,
ascensores,
tocando cosas,
divisando objetos
que en secreto ambiciono:
uno porque repica,
otro porque
es tan suave
como la suavidad de una cadera,
otro por su color de agua profunda,
otro por su espesor de terciopelo.
Oh río
irrevocable
de las cosas,
no se dirá
que sólo
amé
los peces,
o las plantas de selva y de pradera,
que no sólo
amé
lo que salta, sube, sobrevive, suspira.
No es verdad:
muchas cosas
me lo dijeron todo.
No sólo me tocaron
o las tocó mi mano,
sino que acompañaron
de tal modo
mi existencia
que conmigo existieron
y fueron para mí tan existentes
que vivieron conmigo media vida
y morirán conmigo media muerte.
Pablo Neruda
Chile
♦
EN UNA CAJITA DE FÓSFOROS
En una cajita de fósforos
se pueden guardar muchas cosas.
Un rayo de sol, por ejemplo.
(Pero hay que encerrarlo muy rápido,
si no, se lo come la sombra).
Un poco de copo de nieve,
quizá una moneda de luna,
botones del traje del viento,
y mucho, muchísimo más.
Les voy a contar un secreto.
En una cajita de fósforos
yo tengo guardada una lágrima,
y nadie, por suerte la ve.
Es claro que ya no me sirve.
Es cierto que está muy gastada.
Lo sé pero qué voy a hacer,
tirarla me da mucha lástima.
Tal vez las personas mayores
no entiendan jamás de tesoros.
“Basura”, dirán, “Cachivaches”,
“no sé por qué juntan todo esto”.
No importa, que ustedes y yo
igual seguiremos guardando
palitos, pelusas, botones,
tachuelas, virutas de lápiz,
carozos, tapitas, papeles,
piolín, carreteles, trapitos,
hilachas, cascotes y bichos.
En una cajita de fósforos
se pueden guardar muchas cosas.
Las cosas no tienen mamá.
María Elena Walsh
Argentina
♦
CARTAS
Las cartas viajan
quién sabe
por aire, tierra o mar.
De un puerto parten
quién sabe
a qué puerto han de arribar.
Hay cartas
que viajan
quien sabe en una botella,
navegan desde
quien sabe
un náufrago perdió estrella.
También hay cartas
que acortan
quién sabe que desencuentro,
viajan invisiblemente
van desde adentro hacia adentro.
Hay ciertas cartas
quién sabe
por qué jamás se escribieron,
palabras que se
anudaron
con lo que nunca dijeron.
Mis cartas viajan
y saben
andar por ningún camino,
será porque estás
al lado,
será porque estás conmigo.
Silvia Schujer
Argentina
♦
EN EL SOMBRERO DE UN DUENDE
En el sombrero de un duende
muchas cosas encontré:
un dedal de malaquita
y un anillo de oropel;
cintas de hadas, caracoles,
zapatillas de ciempiés,
alitas de cucarachas
y migajas de pastel;
papeles de caramelos,
fragancia de vetiver,
un helecho diminuto
y una lágrima de té.
en un sombrero de paja
con un lazo de piqué.
Sergio Andricaín
Cuba
♦
LA FAMILIA
Muy señorona
doña Cuchara
toma la sopa
con mala cara.
Don Tenedor
muestra a la gente
siempre enojado
sus cuatro dientes.
Es don Cuchillo
bravo señor
muy compañero
del Tenedor.
Carita dulce
de señorita
siempre a los postres
la Cucharita.
El abuelito
don Cucharón
es un viejito
muy rezongón.
Horacio Guillén
Argentina
♦
Sombra que brilla sobre una
estera amarilla
sombrero que hace sombra
sobre la cabeza
mía.
Argentina
agua/cero
♦
LA CAJITA DE OLINALÁ
A Emma y Daniel Cossio
I
Cajita mía
de Olinalá,
palo-rosa,
jacarandá.
Cuando la abro
de golpe da
su olor de Reina
de Sabá.
¡Ay, bocanada
tropical:
clavo, caoba
y el copal!
La pongo aquí,
la dejo allá;
por corredores
viene y va.
Hierve de grecas
como un país:
nopal, venado,
codorniz,
los volcanes
de gran cerviz
y el indio aéreo
como el maíz.
Así la pintan
así, así,
dedos de indio
o colibrí;
y así la hace
de cabal
mano azteca,
mano quetzal.
II
Cuando la noche
va a llegar,
porque me guarde
de su mal,
me la pongo
de cabezal
donde otros ponen
su metal.
Lindos sueños
que hace soñar;
hace reír,
hace llorar…
Mano a mano
se pasa el mar,
sierras mellizas
campos de arar.
Se ve al Anáhuac
rebrillar,
la bestia-Ajusco
que va a saltar,
y por el rumbo
que lleva al mar,
a Quetzalcoatl
se va a alcanzar.
Ella es mi hálito,
yo, su andar;
ella, saber,
yo, desvariar.
Y paramos
como el maná
donde el camino
se sobra ya,
donde nos grita
un ¡halalá!
el mujerío
de Olinalá.
Gabriela Mistral
Chile
(Olinalá: Municipio del estado de Guerrero, México, donde se hacen unas cajitas en madera de olor coloreadas y decoradas. Copal: RAE 1. adj. Se dice de una resina casi incolora, muy dura y sin olor ni sabor, que se emplea en barnices duros de buena calidad. Nopal: RAE 1. m. Planta de la familia de las Cactáceas…; Anáhuac: Meseta volcánica próxima a México que toma su nombre del imperio azteca.)
♦
PARAGUAS
Érase un paraguas
un verano entero
queriendo llorar
lágrimas de invierno.
María de la Luz Uribe
Chile
♦
EL SURTIDOR DE LA ESCUELA
Brota, brota el agua del surtidor,
su fino chorro se va hasta el cielo.
El agua canta una canción,
el agua sube como en un vuelo.
El agua juega con los colores
y es cada gota una estrellita.
Niño: no bebas más que agua pura;
el agua es santa y está bendita.
Ida Réboli
Argentina
♦
PELUSAS
Debajo de la cama,
las pelusas
y, aunque tal vez,
de manera confusa
a las cosas perdidas
las rodean
y llaman tu atención
para que veas.
Argentina
♦
CUADRÚPEDA
La silla tiene
cuatro patas y un sueño.
¡A ver si sabes!
Argentina
♦
TESOROS
Un laúd, un bastón,
unas monedas,
un ánfora, un abrigo,
una espada, un baúl,
unas hebillas,
un caracol, un lienzo,
una pelota.
Eliseo Diego
Cuba
♦
EL TREN
En la mañana fría
lejos, quién sabe en qué remota vía,
en demanda de qué remoto andén,
¡cuánto sueño infantil me devolvía
el ingenuo fragor con que rugía
su si-se-rompe-se-compone, el tren!
Nicolás Guillén
Cuba
♦
GUITARRA
Fueron a cazar guitarras,
bajo la luna llena.
Y trajeron ésta,
pálida, fina, esbelta,
ojos de inagotable mulata,
cintura de ardiente madera.
Es joven, apenas vuela.
Pero ya canta
cuando oye en otras jaulas
aletear sones y coplas.
Los sobrenombres y las coplasolas.
Hay en su jaula esta inscripción:
“Cuidado: sueña”.
Nicolás Guillén
Cuba
♦
LA ESTATUA
La estatua tiene dos ojos
blancos que me miran mal,
sin pestañas y sin cejas,
parecen ojos de sal.
Pero esos ojos terribles
que no pueden parpadear
ni lloran ni se divierten
porque no saben soñar.
Cuando me acerco a la estatua,
y la veo tal cual es
si me asusta, le hago burla,
o cosquillas en los pies.
Argentina
♦
UN TESORO EN LOS BOLSILLOS
En estos bolsillos
escondo de todo,
cosas encantadas,
secretos tesoros.
En una cajita
guardo unas canicas,
son siete planetas
que he inventado yo,
ahí viven hormigas
en unas casitas
hechas de saliva,
harina y cartón.
También tengo un coche,
botones, cordeles
y una lagartija
con dos cascabeles.
En estos bolsillos
escondo de todo,
cosas encantadas,
secretos tesoros.
Montse Torrents
España
♦
LA VENTANA
La ventana
es un ave
que quiere
volar.
En su viaje
descubre
que es lindo
poder mirar.
La ventana
por la mañana
se empapa de luz,
por la noche
se esconde
tras las persianas
como un avestruz.
Chile
En Poemas para volar
♦
LA BUFANDA
Érase que se era
un ternero temeroso:
se asustaba en primavera,
en cualquier día lluvioso.
Cuando aún era pequeño
mugía dulce bufido:
⎯’B’⎯,
y como le daba sueño
se quedaba dormido.
Ya bastante más crecido,
él mismo se asustaba
cuando al enojarse
lanzaba su bufido:
⎯’BU’⎯,
y como era distraído
los toritos le gritaban:
⎯’BUF’⎯,
y él huía despavorido.
Por fin nuestro ternero
aprendió a bufar.
Ahora, aunque temeroso
‘BUFA’
como los toros rabiosos
que ‘BUFAN’
en el potrero.
Un día de primavera,
encontró él una ternera.
Fue tal el susto
que sintió, que huyó
‘BUFANDO’.
Así de tímido era.
La pobre ternera
estaba aún más asustada.
Mas como era ternera
y no ternero, ella escapó
‘BUFAND…A’.
Chile
En Poemas para volar
♦
MI PANTALÓN
Mi pantalón
tiene dos piernas
igual que yo.
Se sienta cuando me siento,
¡qué atento!
Se para cuando me paro,
¡qué raro!
Camina cuando camino,
¡qué fino!
Tiene una boca
mucho mayor que la mía,
¡qué osadía!,
y cuando está abierta
es mayor que mi cintura,
¡qué caradura!
Por las mañanas me abraza
con su cinturón,
¡el muy bribón!
Y por las noches
se queda quieto
y bien estirado,
¡qué descarado!
Como si yo no supiera
que no duerme…
espera el otro día,
¡qué simpatía!,
para irse de nuevo
a jugar conmigo.
¡Qué buen amigo
es mi pantalón!
Chile
En Poemas para volar
♦
LA CANCIÓN DE LOS MARTILLOS
Con alegre son
los martillos cantan
su alegre canción.
Sus voces livianas
hacen en el aire
fiesta de campanas.
No son perezosos
sus repiqueteos
vibran presurosos.
Como si anhelantes
golpearan las puertas
los amigos de antes.
Cantan los martillos
y son sus cantares
claros y sencillos
cantan, y a su canto
se alza el maderamen
como por encanto.
En abrazo estrecho
se une la solera
con el pie derecho
y la resistente
cumbrera el vacío
cruza como un puente.
Cantan los martillos
y son sus cantares
claros y sencillos.
Son cantos de fiesta,
como los que se oyen
allá en la floresta.
Son cantos floridos,
cantatas de pájaros
que construyen nidos.
Alada canción;
canta la esperanza
de mi corazón.
Manuel Magallanes Moure
Chile
♦
LA COMPUTADORA
Ayer la computadora
se escapó de la oficina.
Dicen que estaba muy rara
desde hacía varios días.
Se le perdían las palabras
y andaba muy distraída
con los cables despeinados
y las letras desprolijas.
Su único ojo lloraba
cuando nadie la veía.
Y sus teclas suspiraban
cada vez que la encendían.
Dibujaba corazones
en su pantalla aburrida
y una noche la encontraron
deshojando margaritas.
Pensaba que estaba enferma
con un virus complicado.
Pero también se sospecha
que se había enamorado.
Si los demás le pedían
que diera una explicación,
contestaba entre sollozos:
“Estoy triste punto com”.
Hasta que hace una semana,
la vieron emocionada
mientras leía un e-mail
que al fin alguien le mandaba.
Y ayer, la computadora
guardó todos sus archivos
y con el enchufe al hombro
se fue silbando bajito.
El fax le envía mensajes.
El teléfono la llama.
Y la extraña la impresora
que se ha quedado callada.
Pero ahora será feliz
porque estará, a lo mejor,
escribiendo en internet
una página de amor.
Liliana Cinetto
Argentina
♦
LA TIJERA
Dos grandes ojos tiene
la tijera,
dos largas piernas finas.
Siempre en puntas de pie,
como una bailarina.
Miguel Ángel Viola
Argentina
♦
ERA UN LIBRO PEQUEÑO…
Era un libro pequeño
de unas doscientas páginas.
Tenía tapas duras
AEDO era su casa.
Me miraba piadoso desde el asfalto negro
y me ponía “Leyendas del Cielo y de la Tierra”:
Atronaba en silencio.
Yo no quería ensuciarme,
Vergüenza es recoger lo que tiran en calle,
Pero el grito era inmenso y era débil mi sangre.
Me incliné con presteza y guardé en mi mochila
el libro maltratado, caído u olvidado.
¡Quién sabe qué destino lo arrojó en el camino!
Cuando llegué a mi casa, ¡Milagro!
Aquel prodigio era el libro más lindo
que entre horizonte y Cielo
Yo había recogido.
De allí salieron santos,
Estrellas, peregrinos,
Reyes y damiselas,
Monstruos, mares, mendigos…
Yo lavé con ternura
Los pétalos escritos y
No fue un libro solo,
Sino mi fiel amigo.
Él me ayudó a creer
aún todo perdido
se derrumbara entorno
de mi frágil destino.
Desde entonces bendigo
las manos que piadosas
en mitad del asfalto
recogen algún libro.
República Dominicana
♦
LA CUCHARA
Tengo una cuchara
muy acucharada
que se pasa todo el día
requete mojada.
Lo visita al plato
siempre al mediodía;
busca y busca en la sopa
dedalitos de alegría.
De tarde, merendona,
muy acalorada
se lanza a la azucarera
¡por la chocolatada!
Cómplice con la heladera,
entrada la noche,
bucea y bucea en el pote
del dulce de leche.
Tengo una cuchara
muy acucharada
que se pasa todo el día
requete mojada.
Beatriz Re
Argentina
♦
VUELTA DE CONEJO
Martín jugaba en la plaza
con su globo de conejo
pero se soltó el piolín
y el globo empezó a subir
hasta perderse allá lejos.
Volando cruzó las calles
del centro de la ciudad,
con sus balcones cuadrados,
filosos y amontonados
planta baja, quinto A.
Y si la gente del campo
le convidaba un saludo
el globo se hacía más gordo
porque suspiraba hondo
aire puro puro puro.
Cuando descubrió la playa
recostado en una nube
saltó y se puso a jugar
con esas olas de sal
que siempre bajan y suben.
Una vez que cruzó el mar
(por arriba y por adentro)
el sol lo empapó de brillo
y él se puso amarillo:
había llegado al desierto.
Después de tanto calor,
por suerte llegó a la selva
donde las sombras son largas
y los animales andan
tejiendo naturaleza.
Dio toda la vuelta al mundo
en su redondo paseo,
cuando otra vez vio las casas
en el barrio de la plaza
y flotó hasta el arenero.
Martín vio que su conejo
iba directo hacia él,
lo abrazó y le dijo: ¡Dale,
en la otra vuelta llevame
a mí también!
Argentina
♦
LÁPICES DE COLORES
Payasos que andan de cabeza,
sobre las páginas en blanco,
y con la punta de la lengua
dibujan colas de relámpagos.
Y en su carrera pirotécnica,
van dibujando mil primores.
y fulminando mis cuadernos
con explosiones de colores.
Cuando terminan su trabajo
saltan al fondo de la caja.
y en doble fila de soldados
vuelven unidos a la casa.
Óscar Alfaro
Bolivia
♦
EL TENDEDERO
En casa a menudo
me vienen a ver,
a tender ropa mojada,
y la seca a recoger.
Dos camisas verdes,
corto pantalón,
vestido de rayas
largo camisón.
Sábanas de flores,
ropa de interior,
cuelgan de mis brazos
secándose al sol.
Soy el tendedero
que está en el jardín
cargado de ropa
¡Me falta un calcetín!
España
♦
CAMPANAS A TRAVÉS DE LAS HOJAS
LA TAZA DEL TÉ
En la taza frágil van, entre luceros,
suscitando un vago temblor de campana,
los poetas chinos, como jardineros
que cuidan las rosas de la porcelana.
Adriano del Valle
España
♦
ARABESCO NÚMERO 1
PIANO DE COLA
Dragón de la música alada
que difiendes al Príncipe Abril
ante el Sol, que te clava su espada…
boquiabierto y sonoro marfil.
Adriano del Valle
España
♦
ARABESCO NÚMERO 2
Abrió el piano su música,
abrió su bosque de escalas…
Volaban plumas de oro hacia el oeste…
Tú removías el fonde de la luna,
de una luna dispersa entre reflejos.
Llevabas flechas de oro entre tus manos…
Flechas y uñas fúlgidas, rosadas,
y un negro terciopelo tinto en sangre,
tinto en sangre y en música, en el alma…
En el alma que, oblícua y japonesa,
se escondió en el biombo de la luna…
Saltaban peces de oro de las aguas…
Y tú, arpista feliz de un arco iris,
arrancabas sus luces al paisaje,
siete notas de luz, siete colores…
Volaban plumas de oro hacia el oeste;
llevabas flechas de oro entre las manos,
y un negro terciopelo tinto en sangre,
tinto en sangre y en música, en el alma…
Saltaban peces de oro de las aguas…
Adriano del Valle
España
♦
ODA A LA TIJERA
Prodigiosas
tijeras
(parecidas
a pájaros,
a peces),
bruñidas sois como las armaduras
de la caballería.
De dos cuchillos largos
y alevosos,
casados y cruzados
para siempre,
de dos
pequeños ríos
amarrados,
resultó una cortante criatura,
un pez que nada en tempestuosos
lienzos,
un pájaro que vuela
en
las peluquerías.
Tijeras
olorosas
a
mano
de la tía
costurera,
cuando con su metálico
ojo blanco
miraron
nuestra
arrinconada
infancia
contando
a los vecinos
nuestros robos de besos y ciruelas.
Allí
en la casa
y dentro de su nido
las tijeras cruzaron
nuestras vidas
y luego
cuánta
tela
cortaron y cortaron
para novias y muertos,
para recién nacidos y hospitales
cortaron,
y cortaron,
y el pelo
campesino
duro
como planta en la piedra,
y las banderas
que luego
fuego y sangre
mancharon y horadaron,
y el tallo
de las viñas en invierno,
el hilo
de la
voz
en el teléfono.
Unas tijeras olvidadas
cortaron en tu ombligo
el hilo
de la madre
y te entregaron para siempre
tu separada parte de existencia;
otras, no necesariamente oscuras,
cortarán algún día
tu traje de difunto.
Las tijeras
fueron
a todas partes:
exploraron
el mundo
cortando
por igual
alegría
y tristeza:
todo fue paño
para las tijeras:
titánicas
tijeras
de sastrería,
bellas como cruceros,
minúsculas
que cortan uñas
dándoles forma de menguante una,
delgadas,
submarinas tijeras
del cirujano
que cortan el enredo
o el nudo equivocado de tu intestino.
Y aquí con las tijeras
de la razón
corto mi oda,
para que no se alargue y no se encrespe,
para que
pueda
caber en tu bolsillo
plegada y preparada
como
un par
de tijeras.
Pablo Neruda
Chile
♦
VIOLÍN
Ese árbol tiene
un violín adentro
no fue tallado aún pero está adentro
espera el día de la resurrección
árbol adentro.
Dijo el Señor Stradivarius
tengo que rescatar ese violín
tengo que quitarle la corteza que lo aprisiona
y verlo respirar al aire libre
Tengo que oírlo cantar para mí.
Ese violín
tiene un árbol adentro
tiene flores que escuchan la música callada
tiene pájaros.
Óscar Hahn
Chile
♦
MI CAMA FUE UN ROBLE
Mi cama fue un roble,
y en sus ramas cantaban los pájaros.
Mi cama fue un roble,
y mordió la tormenta sus gajos.
Deslizo mis manos
por sus claros maderos pulidos
y pienso que, acaso, toco el mismo tronco,
donde estuvo aferrado algún nido.
Mi cama fue un roble.
Yo duermo en un árbol.
En un árbol amigo del agua,
del sol y la brisa, del cielo y del musgo,
de lagartos de ojuelos dorados
y de orugas de un verde esmeralda.
Juana de Ibarbourou
Uruguay
♦
EN LA LAVANDERÍA
En la lavandería
del señor Wong Fong
conversan las poleras
con un pantalón.
—¡Qué sucio el pantalón!
—Poleras, ¿se han mirado?
—¡¡¡Jugamos un partido!!!
—Y yo fui a un asado.
Debajo de la plancha,
la falda azul se queja.
—¡Sacadme las arrugas,
no quiero verme vieja!
El único furioso
es su delantal,
que grita: ¡¡¡estoy sucio!!!
¿Wong me irá a lavar?
María Luisa Silva
Chile
♦
UN AMOR EN MI CASA
La pata de la cama
y el brazo del sofá
un día se miraron,
fue por casualidad.
¡Qué hermosa señorita!,
el gran sofá pensó.
¡Qué brazo tan robusto!,
la pata le sonrió.
Desde entonces el sofá
todas las mañanas
cuando se hace el aseo
saluda a la cama.
Y aún sigue existiendo
este amor en mi casa,
según me lo contó
la oreja de la taza.
María Luisa Silva
Chile
♦
LOS PARAGUAS DE SANTIAGO
Llueve fuerte y los paraguas
han salido a trabajar
en la calle Providencia.
Se saludan. ¿Cómo estás?
Uno negro y elegante
no contesta y se va…
El floreado dice entonces
—¡Qué arrugado y feo está!
Han llegado a la esquina
los paraguas extranjeros
que se acortan y se alargan
según dicen… ¡no son buenos!
Paraguas en Vitacura,
por Colón y en calle Ahumada,
La Florida, Recoleta,
Barnechea y Cerro Navia.
Cae la tarde, aún llueve.
¡A dormir y hasta mañana!
Sólo aquel que dijo ¡Atchis!
deberá quedarse en cama.
María Luisa Silva
Chile
♦
EL ASCENSOR Y LA ESCALERA
Un día de primavera
el ascensor
se enamoró de una escalera
del corredor.
Entonces, desde ese día
él la miraba
mientras diez pisos subía
o los bajaba.
Ella, con traje de mármol
color marfil,
siempre duro como un árbol
del año mil.
Él presentó sus quejas
al portero:
—¡Tras la puerta de rejas
soy prisionero!
Pero aunque sea primavera
y haga calor…
¡Nadie entiende a una escalera
o a un ascensor!
Pero una noche, amable,
hablarle pudo
mientras su lengua de cable
se hacía un nudo:
—Te quiero, escalera, y vivo
sólo por ti.
¿Quieres casarte conmigo?
Por favor, di.
Con palabras que salieron
a empujones
muertos de risa dijeron
sus escalones:
—No ganas ni un centavo
por tu trabajo,
y siempre como un pavo
de arriba a abajo.
Cada cable y botones
del ascensor,
cada tuerca, a montones
sintió dolor.
Ya entonces disparando
en triste vuelo,
se dejó caer, llorando,
en el subsuelo.
Pero aunque sea primavera
y haga calor…
¡Nadie entiende a una escalera
o a un ascensor!
Elsa Isabel Bornemann
Argentina
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LA LLAVE DE MI CASA
La llave de mi casa…
La llave
todo lo sabe.
Se pasa cada día,
–¡qué caradura!–
mirando
mirando
por la cerradura.
La llave de mi casa
¡espía!
¡Quién lo diría!
Elsa Isabel Bornemann
Argentina
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AYER NACIÓ UN ESPEJO
Ayer nació un espejo
en el armario viejo.
Su corazón
de vidrio
brillaba en la mañana
de su primer
domingo.
Voló una mariposa
a tocarle
la cara,
su piel, color reflejo,
su camisa
tan rara.
Vino desde muy lejos
a mirarlo,
traviesa.
Ayer nació el espejo
que en el armario
cupo.
No salió en ningún diario.
Sólo ella
lo supo.
Elsa Isabel Bornemann
Argentina
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AUTO DE CARRERA
En la largada.
El auto de carrera
está listo y espera
la bajada de bandera
Rum-Rum.
Es tan veloz,
su motor
es su voz.
En cada curva de la pista
es todo un artista.
Un, dos, tres…
y más vueltas.
La velocidad
es más y más.
El auto de carrera
toma la delantera.
En el final de la pista:
fotógrafos y periodistas.
Se ve la bandera de llegada.
Es otra carrera ganada.
Lorena Scigliano
Argentina
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UN LÁPIZ
Un lápiz se tiró a un pozo
¡booom!
Escribió versos cortitos
¡toc!
Con suspiros de mosquitos
¡zummm!
¿Qué más fue lo que escribió?
Es secreto y lo sé yo
Porque él me lo contó.
Laura Devetach
Argentina
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EL HELICÓPTERO
El helicóptero vuela
como pájaro zumbón
la luna dice burlona
adiós, don ventilador.
El helicóptero lleva
en la cabeza una flor
que gira espumando nubes
con giros de batidor.
Laura Devetach
Argentina
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POEMA DE LA GUITARRA…
Cuando siento que tus manos me tocan,
una amapola recorre mi cuerpo
y mi alma se acelera para darte,
este fuego de amor que llevo dentro.
Esos dedos me templan con primor
y como un junco me hacen temblar,
consiguen que mi rubor se disipe
y mi alma verbalice su cantar.
Enlazadas tus manos a mi cuerpo,
el aire se embriaga con mis notas,
el ambiente se vuelve enrarecido
y devora mi sangre gota a gota.
Mi corazón al compás del tuyo late,
las almas se estremecen abrasadas
y este río de sangre y de perfumes,
irrumpe y se derrama por la sala.
Todas las miradas flotan ausentes,
sólo se oye el latir de corazones,
el aire se rompe en mil pedazos
cuando rozan tus dedos mis bordones.
Vísteme compañero y no olvides
que esta dama te espera en su aposento
para que tus sabios dedos la acaricien
y esparza sus aromas a los vientos.
Juan Moreno López
España
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LA ROPA TENDIDA
¡Gente divertida
la ropa tendida!
Allí van, en coches
modelo FORD BROCHES.
¡Mírenlos! ¡Qué risa!
La pobre camisa
está muy cansada
dando bofetadas
al aire que va,
de aquí para allá.
Doña Camiseta
tiene una rabieta
con su hijo mayor,
Juan Repasador.
Allá, un pantalón
baila “El Pericón”
con su bella esposa,
la sábana rosa.
Y ¡uy! ¡Qué tragedia!
Las hermanas medias
juntitas colgadas,
están casi ahogadas.
(Por tan retorcidas
se les va la vida).
Sus novios, los guantes,
lloran adelante.
Sus lágrimas son
con gusto a jabón;
caen, despacito,
formando un charquito.
¡Gente divertida
la ropa tendida!
Elsa Isabel Bornemann
Argentina
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LLORA LA REGADERA
¡Oh! ¡Llora la regadera!
No quiere ser jardinera…
Kilos de lágrimas tira
hacia la tierra que mira,
y las plantas enojadas
con sus chinelas mojadas
le gritan: —¡No llores más
y vete a dormir en paz!
Se traga quince secantes
pero aún no es bastante.
Llora tanto, pobrecita,
que ahoga a una margarita.
En su nariz amarilla
el agua brilla que brilla…
y en vez de una margarita
parece una mar… chiquita.
Elsa Isabel Bornemann
Argentina
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MI BARRILETE
Con caña tacuara
te hago los huesos
y para tu cara
papel no muy grueso.
Con agua y harina
preparo el engrudo
Busco en la cocina
un hilo sin nudos.
Después, muchos trapos
rayados y lisos…
rojo, verde sapo…
Todo eso preciso.
Corto, doblo, pego…
Pego, mido y ato.
Y con este juego
me paso un buen rato.
Va tu cara sola
sobre el esqueleto.
Te agrego una cola
y ya estás completo.
Me voy al potrero,
al campo o la plaza
¡y subes primero…!
¡y nadie te pasa…!
(En un periquete
el hilo se estira
porque el barrilete
por soltarse tira).
Tragas tanto cielo
durante tu viaje
que, después del vuelo,
queda azul tu traje.
Elsa Isabel Bornemann
Argentina
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HABLA EL COLECTIVO
Mi cuerpo es de lata
toda pintada
y de goma mis patas
bien reforzadas.
Sí. Tengo pies redondos
como manzanas
y muchos ojos grandes
que son ventanas.
Hay asientos de cuero
en mi barriga
y la lleno de gente
como de hormigas.
Yo nací en un taller
no sé por dónde.
Soy hijo de un tranvía
que llegó a conde.
Como un día lo echaron,
quedó sin plata,
por eso estoy yo ahora
traca que traca.
Mi primo es un taxi
muy poligriyo,
siempre de traje negro
con amarillo.
Por la ciudad yo ando
todos los días.
¡Siempre el mismo camino…!
¡Quién lo diría!
Un número es mi nombre
y mi apellido
lo sabe todo el mundo.
¡Muy conocido!
Nací en Buenos Aires
y aquí yo vivo
para servir a ustedes:
El Colectivo.
Elsa Isabel Bornemann
Argentina
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SOFÍA, LA LOCOMOTORA
La vieja locomotora Sofía
se fue una mañana por la vía,
porque estaba muy aburrida
de hacer siempre la misma recorrida.
Silbando muy bajito se escapó.
Con anteojos a los guardas engañó.
Por las calles fue a pasear con alegría…
y decían: —Qué raro ese tranvía.
La gente que viajaba a Ituzaingó,
en Avenida Santa Fe apareció.
De repente, ¡uy! vino un vigilante
todo panza y botones adelante.
Con las dos manos juntas por detrás,
algo dijo, que no me acuerdo más.
Ah, sí. Dijo, golpeando un pie en el piso:
—Señorita, enseñe su permiso.
Y Sofía, por estar tan asustada,
le empezó a soplar su humo por la cara.
—Señorita, usted está muy confundida,
pues no puede andar por la avenida.
Ella, entonces, marchó a la estación,
donde el guarda la esperaba en el portón:
—Ay, Sofía, desde hoy tendré cuidado
que no vuelvas a escapar para otro lado.
Elsa Isabel Bornemann
Argentina
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SOY UN CLAVO
Soy un clavo amargado,
hace mucho estoy clavado.
Estoy triste en la pared
porque nadie a mí me ve.
Nunca nada me colgaron.
Todos de mí se olvidaron.
Oye tú: cuélgame algo.
Así sentiré que valgo.
Cuelga un pétalo, un cuadrito,
la foto de tu gatito.
Un chupete, un escarpín,
aunque sea ese piolín.
Por favor, a ti te pido,
consígueme algún amigo.
Elsa Isabel Bornemann
Argentina
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BRE-VERDADES
Lo que fue un árbol
es ahora un libro
hermosas páginas
sin trino.
Emma Artiles
Cuba
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