Lectoaperitivos de poemas a oficios y labores

Feliz y honrada, les invito a tomar asiento y disfrutar los lectoaperitivos de esta mesa con esta súper ilustración de la española Tina García. ¡Gracias Tina!
EL LECHERO
De mañana tempranito
el lechero siempre va,
preguntando con su pito:
¿cuánta leche va a comprar?
Yo le pido cuatro litros
y una bolsa de manjar,
¡mm! qué rico el desayuno
que nos vamos a tomar.
Lucy Poisson
Chile
♦
Érase de un marinero
que hizo un jardín junto al mar
y se metió a jardinero.
Estaba el jardín en flor
y el jardinero se fue
por esos mares de Dios.
Antonio Machado
España
♦
DE CIEN COLORES
¡¡Alegría hay en el bosque!!,
llegó la Araña Dolores,
la que puede fabricar
telitas de cien colores.
—¡Téjame unos guantes verdes!
-suplica la linda rana-.
Pero, por favor que sean
verde del verde manzana.
—Señora Araña –le pide
un ciempiés que está algo cojo-.
¿Me haría unas cien calcetas?,
pero de un rojo muy rojo.
Vuelan y salen colores
de las patas de esta artista,
rojos, celestes, rosados
si parece una florista.
Después de tanto tejer
se va la Araña Dolores,
y el bosque ahora ha quedado
tapizado de colores.
María Luisa Silva
Chile
♦
RONDA DEL ZAPATERO
Tipi, tape, tipi, tape,
tipi, tape, tipitón;
tipi tape, zapa-zapa-
zapatero remendón.
Tipi tape todo el día,
todo el año tipitón;
tipi tape, macha-macha-
machacando en tu rincón.
Tipi tape en tu banqueta,
tipi, tape, tipitón,
tipitón con tu martillo
macha-macha-machacón.
¡Ay, tus suelas, zapa-zapa-
zapatero remendón,
ay, tus suelas, tipi tape,
duran menos que el cartón!
Tipi tape, tipi tape,
tipi tape, tipitón…
Germán Berdiales
Argentina
♦
EL MAGO
Un mago con mucha magia
por una puerta salió
y su sombrero volando
por la puerta regresó:
regresó, cruzó las piernas
y en la mesa se sentó.
Del sombrero sale un gato,
del gato sale un avión,
del avión sale un pañuelo,
del pañuelo sale un sol,
del sol sale todo un río,
del río sale una flor,
de la flor sale una música
y de la música, yo.
David Chericián
Cuba
♦
MI BARCO VELERO
Es mi barco
un velero grandote
con la proa
color de coral,
unas velas muy blancas,
muy blancas,
y una popa
que besa el mar.
En las tardes de mayo
bien tibias
yo me voy,
marinero, a bogar.
Mi sombrero
es de anclas y estrellas,
mi chaqueta
es de alga y de sal.
Es mi barco,
un velero grandote.
¡Ah, qué lindo
que es ser capitán!
Graciela Genta
Uruguay
♦
LA LAVANDERA
Allí está la lavandera
con su tina y su jabón,
con la luna ella se queda
atrapada en su blancor.
Lava, lava, lavandera,
que tu ropa es tornasol,
cuando el sol le cuchichea
a las pompas de jabón.
La camisa y las calcetas
con el aire juguetón,
en la cuerda se entretienen
acunando un camisón.
Lava, lava, lavandera,
con tu fiel dedicación,
que tu ropa almidonada
de la flor será ilusión.
Sylvia Puentes de Oyenard
Uruguay
♦
EL TIBURÓN VA AL DENTISTA
A la consulta del dentista
llegó cojeando el Tiburón.
Porque hace más de tres días
que sufre un fuerte dolor.
¾Asiento ¾dijo el dentista¾.
Y deje ahí su bastón.
ABRA MUY GRANDE SU BOCA.
No la cierre, ¡por favor!
Abrió el Tiburón su boca
y el dentista tiritó.
Pensó: ¿qué pasaría
si al Tiburón le da tos?
¾No se asuste, buen dentista
¾dijo riendo el Tiburón¾.
A mí me duele el estómago
cuando me como un doctor.
María Luisa Silva
Chile
♦
LA CUNA
Carpintero, carpintero,
haz la cuna de mi infante.
Corta, corta los maderos,
que yo espero palpitante.
Carpintero, carpintero,
bajo el pino del repecho,
y lo cortas en la rama
que es tan suave cual mi pecho.
Carpintero ennegrecido,
fuiste, fuiste criatura.
Al recuerdo de tu madre,
labras cunas con dulzura.
Carpintero, carpintero,
mientras yo a mi niño arrullo,
que se duerma en esta noche
sonriendo el hijo tuyo…
Gabriela Mistral
Chile
♦
FUNCIÓN
Galera, varita, magia:
salta un conejo en el aire,
una paloma lo atrapa,
una flor se hace pañuelo,
se arma un palacio de cartas.
Argentina
♦
ECHA LA SIMIENTE
El surco está abierto, y su suave hondor
en el sol parece una cuna ardiente.
¡Oh labriego!, tu obra es grata al Señor:
¡echa la simiente!
Nunca más el hambre, negro segador,
entre por tus puertas solapadamente.
Para que haya pan, para que haya amor,
¡echa la simiente!
La vida nos conduce, duro sembrador.
Canta himnos donde la esperanza aliente,
bruñido de siesta y de resplandor
¡echa la simiente!
El sol te bendice, y acariciador
en los vientos Dios te bate la frente.
Hombre que voleas trigo volador:
¡prospere tu rubia simiente!
Gabriela Mistral
Chile
♦
LA RUTA
Todos duermen, abajo.
Arriba, alertas,
el timonel y yo.
Él, mirando la aguja, dueño de
los cuerpos, con sus llaves
echadas. Yo, los ojos
en lo infinito, guiando
los tesoros abiertos de las almas.
Juan Ramón Jiménez
España
♦
COSECHA
Van los pescadores.
Van a cosechar.
Benditas las tierras
deshechas del mar.
Campos sin cultivo.
Campos de agua y sal.
¿Quién sembró los peces?
¿Quién sembró el coral?
Campos al cuidado
de la inmensidad.
Las flores de espuma,
¿quién las plantará?
Van los pescadores
y cantando van.
¿Serán sus canciones
las que sembrarán?
Julio Barrenechea
Chile
♦
EL MONO PERIODISTA
Hubo una vez un mono periodista;
para inventar noticias, un artista.
¿Lo picaba, digamos, una hormiga?
Él escribía: “Solapada enemiga
envenena a inocente ciudadano:
ocúltese en jardines suburbanos”.
¿El rojo sol brillaba sobre el río?
Ya se encargaba él de hacer un lío:
“¡Sensacional incendio en el Riachuelo!
¡Rojas llamas están llegando al cielo!”
Y la gente llamaba a los bomberos,
y los bomberos, a los enfermeros;
corridas, sustos, gatos desmayados…
Todo por este mono exagerado.
Hasta que al paso le salió un león…
¡Ése sí que iba a ser un notición!
“Fiera suelta. Terror. Esto es muy serio:
¡podría devorar un barrio y medio!”
pensó en voz alta el mono periodista,
y el león dijo: —¿Es posible que exista
ser que diga desatinos mayúsculos
sólo porque salí a estirar los músculos?
—¡Respete al periodismo! —chilló el mono.
El león le contestó, lleno de encono:
—¡Jamás me comería a un periodista!
(Se lo comió por sensacionalista).
Beatriz Ferro
Argentina
♦
PEQUEÑA ELEGÍA
Por el valle claro
vienen a enterrar
al hombre que nunca
divisó la mar.
Era un campesino
de lento mirar,
mediero tranquilo
de la soledad.
Cosechó los trigos
de ajena heredad
y se fue apagando
corazón en paz.
Era casi tierra,
casi claridad,
casi transparente
rama de verdad.
Tuvo una alegría:
la de cosechar.
Tuvo una tristeza:
ya no sabe cuál.
Por el valle claro
lo despedirán
tréboles y alfalfas
de verde mirar.
Aguas del estero
dirán un cantar
por el campesino
que nunca vio la mar.
Cuando lo sepulten,
alguien llorará.
Y en el valle puro
todo será igual.
Óscar Castro
Chile
(mediero: RAE 3. m. y f. Persona que va a medias en la explotación de tierras, cría de ganados u otras granjerías del campo. heredad: RAE 1. f. Porción de terreno cultivado perteneciente a un mismo dueño, en especial la que es legada tradicionalmente a una familia.)
♦
EL NIÑO QUE QUIERE SER MARINERO
Pedro dice que no ha visto nunca el mar
y como yo, quiere ser marinero;
navegar, navegar
en un buque a vapor o en un lindo velero.
Tener una gorra azul y también un traje azul
con diez botones dorados,
y navegar por el norte y el sur,
navegar, navegar,
sin cuidado.
Sin miedo a los vientos que sonarán en las velas,
azotarán el gran palo mayor:
seré el capitán de los marineros,
y gritaré mis órdenes:
—Timonel: ¡Obedece, a babor, a estribor!
Y cuando naveguemos viendo mar y cielo,
me acordaré de la escuela y de tantas otras cosas;
entonces, pondré los ojos muy tristes, muy tristes,
y morderé de pena mi gran pipa humosa.
Pero saltaré de gozo, cuando llegue a las Indias
o al Congo Negro, o al país del Nilo;
compraré entonces, dátiles, alfanjes, perlas,
un mono juguetón y un cocodrilo.
Veré tantos hombres y tantos países
que será viejo para mí el mundo entero,
y me sentiré contento, porque quise
navegar, navegar, ser marinero.
Pedro dice que pedirá permiso
y que me va a acompañar,
y tendré dos amigos:
Pedro y el mar.
En las noches bonitas,
cuando se caiga la luna a las aguas del mar,
entre los dos cantaremos:
Navegar, navegar.
Humberto Díaz Casanueva
Chile
(alfanje: RAE 1. m. Especie de sable, corto y corvo, con filo solamente por un lado, y por los dos en la punta.)
♦
AMOR EN FLOR
Vende la florista
colores y amor
con nombre de flor.
Para mi Manuel,
un rojo clavel.
Tengo para Alba
dos flores de malva.
Toma, para Luis,
una flor de lis
y para Miguel
rosas de papel.
Llévale a Belén
flores de llantén.
Mándale a Pepita
unas margaritas
le sentarán bien.
Compra para Rosa
flores de mimosa
y para Pascual
brotes de rosal.
Envíale a Elena
matas de verbena.
Regálale a Carlos
dos varas de nardos
Y a la tía Amelia
la hermosa camelia.
No dejes a nadie
sin darle una flor.
No dejes que nadie
Quede sin tu amor.
España
♦
CANCIÓN DE LA OLA JUBILOSA
Sueña el marinero
sobre la mañana.
El palo mesana
le roba el sombrero.
El mar embustero
se viste de rana.
Como una manzana,
rueda el marinero.
El Sol es un cero;
el agua mi hermana.
¡Si fuese campana
y no marinero!
Andrés Sabella
Chile
(mesana: RAE 1. amb. Mar. Mástil que está más a popa en el buque de tres palos.)
♦
TRAJE MÍO
¡Traje mío, traje mío!
nunca te podré vestir,
que al mar no me dejan ir.
Nunca me verás, ciudad,
con mi traje marinero.
Guardado está en el ropero,
ni me lo dejan probar.
Mi madre me lo ha encerrado,
para que no vaya al mar.
Rafael Alberti
España
♦
SI MI VOZ…
Si mi voz muriera en tierra,
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.
Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.
¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento la vela!
Rafael Alberti
España
♦
EL PIRATA PIRATÓN
En todo el mundo
no creo
que hubo un pirata más feo.
Le faltaba media oreja,
siete dientes y una ceja.
Estaba tuerto de un ojo,
el otro se le torcía;
y era tan cojo, tan cojo,
y era tan malo, tan malo,
que tenía… —¿Qué tenía?
¡Las cuatro patas de palo!
Ángela Figuera Aymerich
España
♦
LOS TEJEDORES DE REDES
Este es el rudo mar del norte, el que acaricia
la soledad de sus desiertos.
Los tejedores de redes están junto a él, las
piernas como rieles perdidos en la arena.
Sus manos llevan un ruido seco, de madera presurosa.
Las redes tiemblan lo mismo que una marea siniestra,
detenida, ahí, para el ojo del cielo.
Dialogan los hombres y sus redes.
El golpe de las agujas impide oír lo que se dicen:
¡quién pudiera escuchar!
¡Ellas se saben, de memoria, el mar!
Andrés Sabella
Chile
♦
EL ROTO
Yo fui cargador en Maule
y capitán en la guerra,
armero en la Ingalatierra
y albañil en Buenos Aires;
cortador de teja en Paine
y en Maipo fui zapatero.
Tuve en el valle de arriero
y en Petorca, trenzador;
en Renca de labrador
y en Ranco fui carpintero.
En Rancagua fui escribano,
y en Codegua, pellonero,
en Idahue, molinero,
y en San Fernando, hortelano.
Fui leutor en el Manzano
sirviente fui en El Peral,
fui herrero en el Principal
y en Calorca fui minero;
fui en las costas cucharero
y platero en el Parral.
Intendente fui en Toquigua
y en Coltauco fui escultor,
en Purén fui recetor
y estribero fui en Codigua;
carretero fui en La Ligua,
tonelero en El Armahue;
fui guitarrero en Pencahue
y en Doñihue fui ventero;
fui en Guacarhue, matancero,
titiritero en Millahue.
Fui cantor en Melipilla
y mayordomo en Lo Irrazo
tuve de peón en el Huasco
y vendedor en la Villa;
bodeguero en Turquía,
de vaquero en Pelequén;
de capataz en Lonquén
y dulcero fui en Las Rozas;
fui general en Mendoza,
y alcabalero en Chiloé.
Viva el señor don Fulano,
almendrito florecido,
ya le nombré los lugares
y oficios que yo hay tenido.
Muy bien habrá conocido,
con poco deliberar,
y si quiere examinar,
por medio de un artificio,
verá que de los oficios
ninguno como el cantar.
Violeta Parra
Chile
♦
CANCIÓN PAL PRIMER ASTRONAUTA CHILENO
Para este viaje
que quiero hacer
no sirve el barco,
no sirve el tren.
No sirve el agua
no sirve el riel,
para este viaje
que quiero hacer.
¿Tal vez un ave
de blancas alas
llegará?…
¿O bien la escala
musical?
DO
RE
MI
FA
SOL
LA
LUNA
soñar,
que en una canción
se sale a volar.
Floridor Pérez
Chile
♦
En 2009 La Luna Naranja lanzó “Una imagen, mil palabras…”: El ilustrador uruguayo Matías Acosta proponía una imagen y, a partir de ella, diversos escritores escribían los textos que les inspiraba. Aquí, con la autorización de Coni Salgado y del ilustrador, compartimos un poema:
EL EQUILIBRISTA
El equilibrista vuela,
vuela el equilibrista.
Por el alambre camina,
por el alambre sueña.
De risas y aplausos vive,
con su alma de niño sueña.
Camina entre nubes y estrellas,
sobre el alambre, vuela.
España
♦
LOS TRABAJOS DE CUPERTINA
La arañita Cupertina
muy prolija y hacendosa,
teje y teje muchas telas
delicadas y sedosas.
Las adorna con mosquitos
tan negros como el carbón
y las guarda bien dobladas
en el fondo de un cajón.
Piensa abrir una gran tienda
cuando tenga todo listo
y empleará como cajero
al gusano Juan Calixto.
Le coserá los modelos
la modista Inés Urraca,
que hará preciosos vestidos
para gorditas y flacas.
Y para damas friolentas
que quieran lucir hermosas
venderán gruesos mantones
cubiertos de mariposas.
María Alicia Esain
Argentina
♦
A LA MAR Y SUS MARINEROS
Es un día grande
en toda la mar,
los barquitos están de fiesta
su día quieren celebrar.
Todos los pescadores
echan sus redes a volar,
y recuerdan uno a uno
a los que no volverán.
Engalanan a sus barcos
con sonrisas y alegrías,
para que todo el año
vuelvan con sus familias.
Sale la Virgen del Carmen
Patrona de los pescadores,
le piden que les acompañen
y le rinden honores.
Los barquitos y los pescadores
con la brisa marinera,
nos traen a diario
del mar, toda su riqueza.
España
♦
EN CUCLILLAS, ORDEÑO
En cuclillas, ordeño
una cabrita y un sueño.
Glú, glú, glú,
hace la leche al caer
en el cubo. En el tisú
celeste va a amanecer.
Glú, glú, glú. Se infla la espuma,
que exhala
una finísima bruma.
(Me lame otra cabra, y bala.)
Miguel Hernández
España
♦
LOS MIMOS VIENEN Y HACEN
Los mimos vienen y hacen
sus pantomimas,
como quien dice versos
sin voz ni rimas.
Donde no hay una hierba
ven una rosa,
y donde sólo hay aire,
una mariposa.
Halan un perro grande
que tira y frena,
pero no está ni el perro
ni la cadena.
Contra el viento batallan
aunque no hay viento,
pero vemos la fuerza
y el movimiento.
En su magia y locura,
sólo desean
que nosotros veamos
lo que ellos vean.
Aramís Quintero
Cuba
♦
EL MERO BOMBERO
Vive en una cueva
un gigante mero,
que de profesión
quiere ser bombero.
Una gran medusa
le intenta explicar
que el fuego no arde
en el fondo del mar
El mero gigante
se ha puesto a llorar,
quiere ser bombero
lo demás da igual.
Cuando la medusa
ve al mero llorar,
piensa la manera
de poderlo ayudar
Si un gigante mero
quiere ser bombero,
necesita una manguera
y un casco lo primero.
Necesita un fuerte escudo
con un ancho cinturón,
y se pone a la tarea.
con una gran decisión.
Le sirve la concha
de una ostra gigante,
para hacer un casco
de nácar brillante.
Con ayuda de un pulpo
trenza unas algas,
y hace una manguera
de diez metros de larga.
En la arena hay enterrados
un cordel y un mejillón,
que le sirven como escudo
y bonito cinturón.
El mero muy orgulloso
con su traje de bombero,
un año lleva esperando
una voz que grite: ¡fuego!
Todos los peces sonríen
al ver colgado el letrero,
que dice con grandes letras:
“Cueva del mero bombero”
España
(mero)
♦
PINTO MI CASA
Con pinturas de colores
estoy pintando mi casa,
le pongo el tejado rojo
y una chimenea blanca.
Pinto las paredes rosas,
y moradas las ventanas,
un gran balcón en azul
con rayas verdes manzana.
Al lado pinto un gran árbol
que está lleno de castañas,
y un columpio muy bonito
pinto colgado a una rama.
España
♦
CANCIÓN DEL PIRATA
Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín:
Bajel pirata que llaman
por su bravura el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.
La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
Y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa
y allá a su frente Estambul.
“Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío,
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.
“Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés,
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.
“Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad,
mi ley la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.”
“Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra:
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.
“Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y de pecho
a mi valor.
“Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad,
mi ley la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.”
“A la voz de ¡barco viene!
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar:
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.
“En las presas
yo divido
lo cogido
por igual:
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.
“Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad,
mi ley la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.”
“¡Sentenciado estoy a muerte!
yo me río:
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna antena,
quizá en su propio navío.
“Y si caigo
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.
“Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad,
mi ley la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.”
“Son mi música mejor
los aquilones;
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.
“Y del trueno
el son violento,
y el viento
al rebramar.
Yo me duermo
sosegado
arrullado
por el mar.
“Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad,
mi ley la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.”
José de Espronceda
España
(aquilón: RAE 2. m. Viento procedente del norte. rebramar: RAE 2. intr. Bramar fuertemente. (bramar: RAE 3. intr. Dicho especialmente del viento o del mar violentamente agitados: Hacer ruido estrepitoso.).)
♦
Poesía para la labor de las enfermeras y los enfermeros, más que reinas y reyes…
LA HERMANA
Verano. Agosto. Declinaba el día
y volvían, pisando los rastrojos,
manchando el cielo de vapores rojos,
dos niños –ella y él– a la alquería.
Ella callaba… El chiquitín decía:
—Yo era un soldado; y cuanto ven tus ojos
no eran parvas de trigo, eran despojos
de una batalla en la que yo vencía…
—Pero… ¿y yo?
—Deja; espera… Ebrio de gloria
yo volvía, después de la victoria,
y a ti, que eras la reina, te buscaba…
—¡No, no!…, la reina es poca cosa… Yo era
–dice la chiquitina– una enfermera;
y tú estabas herido y te curaba…
Eduardo Marquina
España
♦
CUCURUCHOS
Por el cielo navega
un barco manisero.
En el barco,
un cocinero que feliz
va friendo por montones
mil cometas retozones,
como si fueran
palomitas de maíz.
Al tenerlos
bien tostados,
dulcesitos o salados,
los va echando
en un cartucho
y se va por la galaxia
pregonando:
—¡A los ricos cucuruchos
de estrellitas
confitadas!
¡Los estamos regalando
por sólo una mirada!
Saúl Schkolnik
Chile
En Poemas para volar
(retozón: RAE 1. adj. Inclinado a retozar o que retoza con frecuencia.)
♦
CAMPESINOS
Todavía, todavía
esta queja doy al viento
los que siembran, los que riegan,
los que hacen podas e injertos,
los que cortan y cargan
debajo de un sol de fuego
la sandía seno rosa
el melón que huele a cielo,
todavía, todavía,
no tiene un “canto” de suelo.
De tenerlo, no vagasen
como el vilano en el viento,
y de habérmelo tenido
yo no vagase, mi ciervo
porque nací, te lo digo,
para amor y regodeo
de sembrar maíz que canta
de celar frutillas lento
o de hervir, tarde a la tarde,
arrope que sabe a cielo.
Pero fue en vano de niña
la pela y el asoleo,
y en vano acosté racimos
en sus cajitas de cuento,
y en vano celé las melgas
de frutillares con dueño…
porque mis padres no hubieron
la tierra de mis abuelos.
Y no fui feliz, cervato,
y lo lloro hasta sin cuerpo,
sin ver las doce montañas
que me velaban el sueño
y dormir y despertar
con el habla de cien huertos
y con la sílaba larga
del río adentro del sueño.
Todavía, todavía
Gabriela Mistral
Chile
(vilano: RAE 1. m. Apéndice de pelos o filamentos que corona el fruto de muchas plantas compuestas y le sirve para ser transportado por el aire. celar: cortar con un elemento de metal, piedra o madera. arrope: jarabe, almíbar. pela: raleo de los frutales, cortadura de sus hojas para que les llegue sol a los frutos. melgas: surcos que se marcan en la tierra para sembrar.)
♦
EL CAPITÁN
—Madre, ya tengo mi barco
y tengo tripulación:
velero de cuatro palos,
marineros de cartón.
Mañana por la mañana,
cuando se levante el sol,
me iré, mandando en mi barco
mi brava tripulación.
Iré mañana hacia el mar
y tú me dirás adiós.
Prepara, madre, mi gorra.
¡Mi gorra de capitán!
Que la blusa marinera
la abandoné junto al mar.
—¡Ay, mi niño, no te vayas,
tan pequeñito, hasta el mar!
Mira que es triste la noche
sobre tanta soledad.
¿Y quién velará tu sueño?
—Las estrellas velarán.
—¿Y quién cantará en tu lecho?
—Las sirenas cantarán.
—¡Ay, mi niño, no te vayas,
tan pequeñito, hasta el mar!
—¡Madre, si tengo mi barco
y tengo tripulación!
Velero de cuatro palos,
marineros de cartón.
Prepara, pronto, mi gorra.
¡Mi gorra de capitán!
Que la blusa marinera
la abandoné junto al mar.
Ricardo E. Pose
Argentina
♦
EL HOMBRE QUE SUELDA EL RIEL
¡Qué lindo!, vengan a ver qué lindo:
en medio de la calle ha caído una estrella
y un hombre enmascarado
por ver qué tiene adentro se está quemando en ella.
Vengan a ver qué lindo;
en medio de la calle ha caído una estrella;
y la gente asombrada
le ha formado una rueda
para verle morir entre sus deslumbrantes
boqueadas celestes.
Estoy frente a un prodigio
–a ver quién me lo niega–,
en medio de la calle
ha caído una estrella.
Fernán Silva Valdés
Uruguay
♦
EL PANADERO
Soy el viejo panadero
como un pan carbonizado,
y la noche era tan blanca,
y era el día tan temprano.
Empecé de canastero,
era joven como el rayo,
humeaban las colinas,
humeaba mi canasto.
Fui palanca, tableador,
también supe ser hornero,
amasaba en la batea,
era pan todo mi cuerpo.
Me hice viejo de repente;
no podía con la hornada;
me sentía aprisionado
en la hondura de la masa.
Me hice joven, me hice viejo,
al llegar a la mañana,
en la puerta de los hornos,
en la puerta traspasada.
Me hice lento con la harina,
me hice ciego con la llama;
me dejaron sin trabajo
al llegar a la mañana.
Efraín Barquero
Chile
♦
MIMBRE Y POESÍA
Mimbrero, sentémonos aquí en la calle,
y armemos con tus hilos blancos y con mis hilos azules
los esenciales artefactos de uso diario:
la paz, la mesa, la poesía, la cuna,
el canasto para el pan, la voz para el amor.
Armemos juntos las cosas más esenciales y más simples,
más hermosas y útiles, más verdaderas y económicas,
para que cualquiera que pase nos comprenda y nos lleve.
Nos ame, y se pueda servir de nosotros. Nos necesite,
y podamos alegrarlo sin ninguna condición.
Tú armarás el canasto que la lavandera
necesita para sembrar la camisa más blanca,
y yo armaré una canción con olor a jabón y a pureza
para que ella junto al río halle más dulce su trabajo.
Tú tejerás la maleta para que el minero regrese,
para que los novios se casen, para que el hijo pobre
vaya a la ciudad a conquistar un oficio.
Y yo tejeré con los hilos más férreos de mi poesía
el descanso más digno, el amor más profundo, la esperanza más grande,
para que el obrero mire confiado su casa
y no parta el pan con recelo y a oscuras,
para que los recién casados puedan anidar todos los pájaros
y no tengan que apartarse por una gota de agua,
para que el hijo menor halle la herramienta en su sitio
y no tenga que volverse porque otros la escondieron.
Mimbrero, hermano mío, qué es bello nuestro oficio
cuando a ti te encargan una cuna y a mí una esperanza,
cuando a ti te piden una mesa, un velador, un canasto,
y a mí un arma que defienda ese amoblado tan simple.
Qué es bella la jornada cuando tocamos con el mimbre o las canciones
la forma desnuda de la vida: su cintura de trigo,
sus senos llenos de luna, su vientre cubierto de musgo,
sus muslos como ríos, sus brazos, como ramas,
sus ojos como un camino en paz bajo la noche.
Qué es bello nuestro oficio cuando tentamos este cuerpo
y yo le pongo el nombre más dulce del amor,
y con mi verbo le digo: levántate, eres libre,
labora en paz, procrea primaveras y veranos,
y lega a toda la tierra tu apellido.
Y tú, oh mimbrero hermano, le vas tejiendo
todos los artefactos que ella necesita
para repartir el pan entre sus hijos:
canastos para almacenar la nieve y la salud,
pequeños cestos para guardar polen y semillas
de una primavera a otra, cunas para continuar
el sol fecundo, maletas para traer la lluvia,
mesas para que las hojas caigan y vuelvan a ser verdes,
y sillas para descansar delante de la paz ganada.
Efraín Barquero
Chile
♦
DOMADOR
Los niños se zambullen
en la función del circo
y chillan con la última
pirueta del payaso.
El equilibrista le dedica
un triple salto mortal
a la mujer de goma
que coquetea abiertamente
con el domador de tigres.
Un mago anciano
bordeando el límite del encanto
alza el mundo de la copa
de un sombrero.
Hay palomas inconstantes
debajo de la manga.
En las noches todo vuelve
a su lugar.
Los niños siguen soñando,
mientras el domador
persigue en la penumbra
la mirada de esa fiera
que no lo deja dormir.
Teresa Calderón
Chile
♦
LA VIDA DE UN DIPLOMÁTICO
“La vida de un diplomático
es azarosa, complicada
puede ser muy arriesgada,
tener un tinte dramático
o bien, ser algo simpático”
–pensaba el Embajador
que deseaba lo mejor
en su nuevo nombramiento
y tan sólo un pensamiento
le producía… ¡pavor!
Pasaba por su cabeza
era su sueño dorado
llegar a un clima templado,
donde la naturaleza
desplegara su belleza;
despertar al amanecer,
ver la luz del día crecer,
en un gran jardín de zafiros,
entre azulados suspiros
rosas, claveles coger.
Esa tarde fue nombrado
era Chile su destino
haría un largo camino
era más que lo soñado
con paisaje muy variado
desierto, lagos, cascadas,
con cordillera nevada
con muy hermosos volcanes
un país sin huracanes
con islas, ríos mar helada.
Dichoso el Embajador
su trabajo, ¡impecable!
sin complicación, amable
hasta que vivió un temblor
que lo llenó de pavor
pasó luego a terremoto
y el encanto quedó roto
y “eclipse de sol” sufrió
y todo muy negro vio
de Chile, ¡veló la foto!
Y el país de maravilla
de belleza tan grandiosa
de gente muy generosa
pasó a ser de pesadilla
y él juró de rodillas
que nunca más volvería
que en su casa viviría
tranquilo, sin sobresalto
pero pasando por alto
que es muy riesgosa la vida.
Chile
♦
AHORA QUE LA TENGO
Me ha quitado la máquina
un particular espacio:
la paciente y esforzada
delicia y/o suplicio,
de mis manos mansas,
cuando restregaba ropas,
en espumosas aguas.
Yo dejaba volar mis ensueños
con el vapor que escapaba,
perfilado en el frescor de la mañana,
camino al cielo despejado.
Emergían etéreos,
de entre unas alas rosadas,
como tocados por las varas,
de unas diminutas hadas.
Se iba cada pensamiento,
rompiendo burbujas,
a horcajadas en el agua,
danzando en el sonido,
de la escobilla,
que subía y bajaba,
pacientemente removiendo,
mis honduras inexpresadas.
En la íntima comunión
de esos coloquiales tiempos,
no había tedio,
no había nada,
sólo mugre saliendo,
de las ropas cepilladas.
La cadencia del sonido,
con su monótona pasada,
aquietaba mi hojarasca,
serenaba mi marejada,
olvidaba el cansancio
hasta cuando lo recordaba.
Era todo un proceso
de singulares y tácitos acuerdos:
remojar/ desmugrar/ enjabonar/
escobillar/ hervir/ enjuagar/
estrujar/ sacudir/ tender/
y esperar, que el aire bueno,
se sumara al laborioso suceso.
Me sorprendía la tarde
con su vaho fresco,
despabilada mis dedos lerdos,
recorriendo el alambrado:
descolgando, doblando
las ropas olorosas,
a trigo recién tostado.
Al llegar la noche,
no quedaba ya delicia,
de tan privados espacios;
el cansancio segaba bruscamente,
los dorados hilos de mis sueños,
entretejidos en los vaivenes y mareas,
de mi suavísima batea.
Yo me entregaba, exhausta,
en los brazos de Morfeo,
mirando muy lejos…,
muy lejos,
una máquina encantada,
que aliviara mis esmeros.
Ahora que la tengo,
me siento prisionera
de su programado método.
Mirándola girar
y re-girar las ropas
en un oleaje perfecto,
su ruidoso corazón,
no seduce a mis sueños.
Por el contrario,
me está diciendo:
¡Haz otra cosa!
¡No pierdas el tiempo!
Ya no me duermo cansada
y es lo mejor del invento,
porque en mitad de la noche,
parece que estoy oyendo,
el mismo sonido gastado,
de la escobilla,
que arrastraba lo negro
y mi fondo
de aguas estancadas.
Vuelvo a ver,
los nobles tablones,
de mi batea añorada,
me entrego en el silencio,
a la golosa evocación,
de tan plenos momentos,
atesorados en mis recuerdos.
Chile
♦
CUECA DEL JARDINERO
A Violeta Parra y Rabindranath Tagore
Semilla de picaflores
voy sembrando en los jardines;
también perfume y colores
violetas y nomeolvides.
Cultivo ilusiones
y pensamientos
pa’ que los corazones
vivan contentos.
Vivan contentos, sí,
cada de mañana
halles la flor del aire
en tu ventana.
Que no falte rocío
pa’l regadío.
Floridor Pérez
Chile
♦
LAS SIETE TENTACIONES DEL PROFESOR
Primera: una lección de anatomía
con déjenlo que él sabrá con quién.
La segunda es hacer la cimarra: tenderse
en un parque público, con un fardo
de pruebas semestrales por almohada
y volver con un justificativo
firmado por el incorregible del curso.
Tercera: tener una casa enorme
como escuela pequeña y
matricularse con una mujer
hermosa como colegiala.
La cuarta es huir, salir huyendo de la sala
cruzar corriendo el corredor, volando el patio:
adiós Aros, Bustos, Cabello
¡no más listas y listo!
La quinta es ahorrar unas monedas
para hacer de veras esos viajes
que sólo hizo a dedo por el mapa.
La sexta es no evitar las tentaciones
propias de la edad.
La séptima es que el día y en la hora
las campanas de réquiem repiquen a recreo
las colegas enjuguen una lágrima huacha
y unos chicuelos locos se lo lleven en andas
como si fuera el Día del Maestro.
Floridor Pérez
Chile
♦
LAVANDERAS
¡Canción de las lavanderas
sobre las piedras del río,
¡ay!, cómo se sube al alma
en esta tarde de estío!
¡Cómo me recuerda cosas
olvidadas de la escuela
este susurro del bosque
que en el crepúsculo vuela!…
Era en una tarde linda
como esta tarde mojada
cuando escuché esas canciones
pasando por la cañada.
Unas mujeres tendían
la ropa sobre las frondas,
y el viento fingía globos
con las enaguas redondas.
Ropa clara, ropa limpia
de las indias de mi tierra,
que huele a yerbas del campo
y a lluvia sobre la tierra…
¡Cómo me recuerda cosas
de mi niñez el concierto
de esas canciones tendidas
sobre las ramas del huerto!
Tendidas sobre las frondas
como la ropa lavada,
azul todavía, fresca
el agua de la cañada…
Jaime Torres Badet
México
♦
EL PESCADOR DE ESTRELLAS
—Dame un anzuelo, papá,
que voy a pescar estrellas.
—¿A pescar estrellas dices?
¡Deja de hablar fantasías!
—Nada de eso, papá.
Dame un anzuelo y verás
cómo muy pronto tendrás
pruebas de estrellas aquí.
—¿Y en dónde están las estrellas
que quieres ir a pescar?
Pues supongo no serán
las mismas que ahora están
brillando arriba en el cielo…
—Pues son las mismas, papá.
—Y entonces… ¿Cómo podrás…?
—Lanzo al arroyo el anzuelo…
—¿Al arroyo? ¡No me digas!
¿Desde cuándo en el arroyo
hay estrellas, pequeñuelo?
—Pues yo no sé desde cuándo,
pero el hecho es que hay, y muchas,
¡dame un anzuelo, papá!
Hernando García Mejía
Colombia
♦
CANASTA CRESPA
Canasta crespa de pastelitos
pastelitero.
Grita
salta
trepa
vuela
de piedra en piedra.
Junta leña
carga harina
por el lomo de las sierras.
Si se venden cien pasteles
de mano en mano
crocante vendrá el verano
pastelitero.
Laura Devetach
Argentina
♦
EL MOSQUITO MANUELITO
Un joven muy emprendedor,
el pequeño Manuelito,
con grandes aspiraciones
de noble y audaz mosquito.
busca con ansias trabajo,
relee los clasificados.
Pide entrevistas, él quiere
labor bien remunerada.
Por su experiencia en vuelo,
consiguió primer empleo,
será nuevo asistente.
Su trabajo: el correo.
Terminó ya la jornada
de un día muy cansador.
Hoy descansará contento.
¡Cumplió con su gran labor!
Lorena Scigliano
Argentina
♦
ANACLETA
Anacleta
es modista,
mejor dicho…
una artista.
Ella añade
los volados
del repollo
colorado.
Pespuntea
o emparcha
ajo, laurel,
remolacha;
frunce hojas,
las hilvana
como se le
da la gana
y refuerza
bien los tallos
cuando crecen
los zapallos.
Anacleta
es modista.
Una lombriz.
Una artista.
Mónica López
Argentina
♦
EN LA ESQUINA DE MI CASA
En la esquina de mi casa
había diez mil porotos
y yo llamé a los bomberos
para evitar alborotos.
Laura Devetach
Argentina
♦
BOTÓN PELORROJO
Botón Pelorrojo
era un marinero.
Paseaba sus ojos
por el mundo entero.
Pintando su barco,
se cayó al mar.
El mar es un charco
de nunca acabar.
Botón, asustado…
¡No sabía nadar!
Con corcho mojado
se puso a flotar.
Mucho tiempo y frío.
Nadie apareció…
Botón… ¡Ay, qué lío!
¡Paff! ¡Se desmayó!
Casi muere, pero
una gran ballena
subió al marinero
en su lengua rellena.
Por darle calor
algunos momentos,
sin ningún temor
¡lo mandó adentro!
Por aire, ligero,
lo envió al pulmón.
¡Tres, dos, uno, cero!
¡Despertó Botón!
Al verse atrapado
empezó a gritar.
Pero, allí encerrado…
¿Quién lo iba a escuchar?
¡Un bombo! BOM-BO
BOM-BO, dele sonar…
Y Botón pensó:
“¡Fiesta militar!”
Pero ése era el ruido
que hacía el corazón…
La ballena, amigo,
¡sonando BOM-BOM!
Después, Pelorrojo
quiso caminar.
Ballena a su antojo
pudo visitar.
Trepó a la garganta,
la boca miró,
el hígado… ¡y cuántas!
¡cuántas cosas vio!
•
Muy de mañanita,
en su gran barcaza,
Don Pena y Penita
salieron de caza.
Penita, al rato
gritó acalorado:
—¡Allí, yo la mato!
¡Ballena al costado!
Y cuando Don Pena
le arrojó el arpón,
desde la ballena
se asomó Botón.
¡Entonces, colgado
se quedó Botón,
del arpón clavado
en su pantalón!
Elsa Isabel Bornemann
Argentina
♦
CONTAR UN CUENTO ES UN MILAGRO…
Contar un cuento es un milagro.
Algo tan inexplicable como enamorarse.
Algo que puede ocurrir de vez en cuando
aunque nunca sepamos
si fue el aleteo de un ángel
o una corriente de aire.
Tampoco es cosa de decir:
ahora mismo voy a contar un cuento.
Sería como decir:
ahora mismo voy a hacer milagros.
El cuento es un misterio
que es solo revelado al hombre
cuando se lo cuenta a otro.
Entonces, cuando lo está contando
se produce el portento:
el narrador se va metiendo en el cuento
con su piel y su hígado,
su amor a corazón abierto.
Cuando niño encerré unos gusanos
en una caja vacía de jabón.
Era agosto y aún recuerdo
cómo se convirtieron en mariposas
que no cabían en su cárcel de cartón
y volando se perdieron en el aire azul.
Así, como esos gusanitos contrahechos
encerrados en letras de papel,
son los cuentos.
Solo cambian en el aire,
solo vuelan en libertad,
solo se transforman con el aliento
de ese prestidigitador
que es el cuentacuentos.
Chile
♦
RESPLANDORES
Al remover la tierra,
se abre un paréntesis
y en él afloran trozos
de antigua alfarería:
vasijas, vasos,
incensarios, platos;
aparecen piedras talladas y redondas
que han de rodar por más siglos;
figurillas de jade de collares;
cuchillos de obsidiana
con la sed apagada para siempre;
se levantan estelas
que nuevamente empiezan
la tarea de relatar hazañas
de caballeros tigres,
y en nombre de sus antiguos dueños
hablan pitos y flautas zoomorfos;
toman forma:
un canal de riego,
una terraza,
un altar ceremonial.
Al remover la tierra afloran
calaveras y huesos:
unos muestran floridas inscripciones,
otros, el más reciente ayer.
Francisco Morales Santos
Guatemala
♦
Bonitos poemas. El Pirata Piratón me parece divertido. Los trabajos de Cupertina ya los conocía.
Gracias por hacer un hueco para “El mero bombero”
¡Felicidades!
Un abrazo desde Segovia
Marisa Alonso
Para un mero, tú sabes, no puede tratarse de un “mero” espacio… Hay un lugar importante para él.
Un abrazo, Marisa!
jajajajajajaja, que divertidos me gustaron todos un abrazo grande desde ranagua asta luego astrid
perdon quise decir rancagua .